Wednesday, August 31, 2011

Inaudito da Silva Almeida...crónica de una mujer casada...




Era mediano de estatura, con el pelo ensortijado y platinado como si se lo hubiera pintado con argento, ojos verde claro, acento lusitano, nariz de hebreo sefardí y siempre vestido de gris. Entró a mi vida un verano sin recuerdo, me despertó cada mañana con el ritual de café hervido y un beso, luego del ofertorio de la música  pasábamos al recuento  cotidiano de los eventos internacionales, en la  radio de onda corta,  todo estaba perfectamente organizado  y en orden alfabético,  era de una erudición y parsimonia detestable , entre nosotros  existía  nada  más que  soledad, yo vivía en una constante sed de afecto, confieso que  me seducía tener respuesta a cualquier pregunta incluso con la etimología necesaria, era como esos diccionarios gigantes de la editorial Quilete! un Larousse en vida! la Enciclopedia Británica andante! y  la cocina  que la compartíamos con frecuencia no era  el lugar para robarme un beso, envés  se convirtió en una aula abierta donde las actividades culinarias tenían una explicación de ciencia física, como  aquel día  en que me preguntó porqué los pepinos encebollados se saturaban de salmuera y yo fallé en explicar el principio de ósmosis y sentí que en  ese instante había cometido suicidio porque dejé de existir o por lo menos en ese mismo instante cual pájaro encerrado  la  libertad  pasó a ser una obsesión para mi...Inaudito da Silva Almeida dejó de existir en mi vida una tarde de  agosto paulista cuando al verlo cruzar la avenida  rogué a todos los santos del cuerpo celeste que me hagan transparente, el  pasó por mi lado sin ni siquiera mirarme  y en  un  respirar de alivio  miré  atrás  y vi su silueta alejarse por la Avenida  Angélica como la última toma... en los filmes de Godard...





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